Corrían por la casa los deliciosos aromas de la comida de su
madre Alicia Herrera –graduada de Alta Cocina del afamado cabaret Tropicana-,
cuando José Miguel Duquesne descubrió que la cocina sería una pasión para toda
la vida.
Primero tomaría otros caminos. Se graduó del Instituto Superior
de Diseño, en la especialidad de Diseño Industrial, en 1990. Desde entonces, es
artista del Fondo de Bienes Culturales y dedica gran parte de su tiempo
creativo a diseñar mobiliario de madera y ambientación de interiores. Una
profesión que disfruta y que le ayudó a conquistar su principal sueño: tener su
propio restaurante.
De su madre heredó los primeros trucos. “En mi casa se hacía
hasta el pan –recuerda Duquesne-. Con solo ocho años de edad yo pelaba papas y
sabía cortar bien un bistec. Ella estaba pendiente de mí cuando tenía el
cuchillo en la mano”.
Cuenta que sus experimentos culinarios primarios fueron a base
de carne de pollo, con ella “hacía maravillas en los tiempos difíciles de
Periodo Especial”. Fue en esa época que inventó su primera receta. “La llamé
Puré a la Chamberlain”, debido a una película cinematográfica del momento.
Incluía algunos vegetales y el pollo hervido, para luego utilizar el caldo en
una sopa”, explica.
Con una experiencia acumulada y su pasión siempre presente,
aclara Duquesne que finalmente decidió realizar su sueño, también por la
insistencia de sus hijas. “Llevaban casi tres años animándome –reconoce-. Entre
sus argumentos estaba que si yo había diseñado tantos restaurantes de otras
personas, por qué no me decidía a construir el mío”.
Confiesa que lo pensó mucho, pues el trabajo en el taller de
madera es complejo y demandante, pero “al final cedí a la idea y me aventuré”.
Surgió entonces el nombre de un lugar que poco a poco ha sumado
otros sueños: La Taberna del Duque, donde usted come como un rey y paga como un
amigo. “Quise que fuera una taberna porque me gusta lo antiguo y lo clásico. Es
una mezcla elegante de modernismo con estilo vintage”.
Complacer al cliente y satisfacer sus expectativas culinarias es
el mayor desafío de Duquesne, quien se propone además sorprender con una carta
diseñada por él para todos los gustos.
Lo que empezó por el pollo le llevó a que las carnes se
convirtieran en su “gran fuerte”, aunque asegura hoy estar muy enfocado en los
arroces y en aprender más de las salsas.
En una casa del capitalino barrio de Jesús María, con sede en la
calle Águila, entre Misión y Esperanza, nacieron José Miguel Duquesne y su
sueño de dedicarse a la cocina.
Quizás de estos nombres –Misión y Esperanza- tomó el diseñador
de muebles su entusiasmo, y luego echó a andar en una aventura que tiene de
magia y de ingenio. Le invitamos a La Taberna del Duque que es un lugar, una
familia, un desafío, un sueño hecho realidad.
Muchos éxitos y felicitaciones por el blog! Muy activos en las redes...excelente!
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